Si te preocupan los enfados de tu hijo y no sabes cómo enfrentarte a sus rabietas hoy te traigo algunas herramientas que espero te sean de ayuda.

Entendiendo el enfado
Estar enfadado no es malo. Pero sí lo es dejar que tu enfado haga daño a alguien.
No debemos de evitar que los niños se enfaden. Todo lo contrario, debemos dejar que expresen el enfado pero de manera correcta.

Origen neurobiológico del enfado
El enfado es un mecanismo de defensa necesario para nuestra supervivencia, ya que prepara nuestro cuerpo para el ataque, para defendernos de una amenaza .
Trae consigo un patrón bien definido de respuestas fisiológicas (incremento de la frecuencia cardíaca y tensión arterial) , cognitivas (pensamientos negativos) y conductuales, encaminados a resolver la amenaza.
La corteza pre-frontal, es la zona de nuestro cerebro, responsable en inhibir los impulsos agresivos que llegan desde un primitivo circuito: “el sistema límbico”, centro neurálgico donde nacen todas las emociones. Es fundamental para la regulación de emociones como el enfado.

 

¿A qué edad los niños están preparados para controlar emociones?
Desde la infancia, pasando por la adolescencia hasta la edad adulta, nuestro cerebro va evolucionando y en concreto, la corteza pre-frontal puede no llegar a madurar hasta los 25-30 años de edad, pero eso no significa que no podamos empezar a enseñar a nuestros pequeños a controlar sus emociones desde muy pronto.

 

¿Cómo enfrentarme a un ataque de ira de mi hijo?

 

Para esto, son de gran ayuda los ejercicios de respiración y de relajación.
Te recomiendo probar con la técnica de relajación de Koeppen.

¿Cómo reconducir el enfado? Entrena a tu hijo en “volver a la calma” Para esto, te propongo preparar un rincón en casa , preferiblemente en la habitación de tu pequeño .

Puedes poner una alfombra o una colchoneta y colocar en la pared un cartel con los pasos para “volver a la calma” acompañado de dibujos, para tu pequeño pueda realizar el ejercicio sin tu ayuda. Puedes añadir cojines, lámparas de lava , botellas sensoriales, pelotas antiestrés… y cualquier otro detalle que se te ocurra.
Coloca una cesta con cuentos que le gusten para mirar una vez se le pase el enfado. Esto hará que se reduzcan los pensamientos negativos residuales una vez consiga calmarse.

. Practicad mucho el ejercicio de respiración (coger aire por la nariz y sacar el aire suave por la boca) y el ejercicio de relajación que elijáis para que el niño vaya interiorizando.

. Cada vez que a tu pequeño le desborde la emoción, invítale a que vaya al rincón de la calma y guíale en sus ejercicios. Una vez termine, refuérzale mucho por haber sabido reconducir su enfado .

 

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